Calzada romana

Calzada romana
Calzada romana

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Poesía

EL BREZO


EL BREZO


También entre la aspereza
De ladera pina y ruda,
Entre el tojo y la maleza,
Puede brotar la belleza
De esta flor linda y menuda.

Linternita colorada
Que adorna el adusto monte,
En racimos agrupada
Es la nota delicada
Del arriscado horizonte.

Francisco Redondo Benito

Poesía


 EL TOMILLO




TomilloQuiero ser tomillo fresco,
del que nace en la maceta
al lado del limonero...
El que juega con la luna
sin entorpecer al fresno,
y se ensaña con el búho
mientras bosteza en silencio...
Ese que embruja a la noche
mientras se escuchan sus rezos,
y te canta en voz bajita,
un poema y algún cuento...
Quiero ser tomillo fresco,
del que nace en la maceta
al lado del limonero,
y se duerme entre los brazos
de la salvia y el romero!!...

Carmen Calvo








Tomillo
                   Hierba de olor muy marcado 
                   que viene bien a los guisos: 
                   al cochinillo, al asado,
                   caldereta o estofado,
                   del paladar paraísos. 
 
              Mas, del guiso, del asado,
              ¿qué culpa tiene el tomillo?
              Nace humilde y aromado,
              crece en el monte arriscado, 
              acaba ... en un solomillo.


Francisco Redondo







Cuento


LA FLOR DEL CANTUESO



Había una vez un viudo que tenía una hija muy hermosa a la que adoraba. La quería tanto que, por evitarle un disgusto, no pensó nunca en volver a casarse para no tener que darle madrastra a su hija.
Muy cerca de la casa del viudo vivía una viuda con dos hijas. La viuda estaba deseando casarse de nuevo y había puesto sus ojos en el viudo, pero éste, fiel a su intención, nunca le dio pie para hablar del asunto. La viuda, que no pensaba en otra cosa, ideó un plan para atraerse a la hija con zalamerías y regalos, y lo hizo con tal cuidado y habilidad que la muchacha no pudo por menos de acabar proponiendo a su padre el matrimonio con la vecina, pues ella, que era una buena hija, no deseaba que su padre permaneciera siempre solo por su causa.
Total, que se llevó a cabo la boda entre el viudo y la viuda y se fueron todos a vivir a la casa del primero; la vida transcurrió con gran contento de padres e hijas al principio, pero a los pocos meses, lo que parecía un paraíso se convirtió en un infierno. Las hijastras no sólo se tenían envidia entre sí sino que ambas juntas la tenían aún más de la hija del viudo, que no sólo era la más bonita sino también a la que todo el mundo apreciaba más; y la madrastra, que no podía soportarla, sólo se ocupaba de ella para reprenderla de continuo. Total, que entre todas le hicieron la vida imposible hasta tal punto que la muchacha tomó la determinación de irse a vivir con una tía suya que tenía alguna fama de bruja entre los vecinos del lugar.
Su padre, naturalmente, se llevó un gran disgusto, pero no protestó porque, aunque amara a su hija mucho más que a las otras, para no dar pie a envidias trataba siempre a las tres por igual; sin embargo, cada día iba a la casa de la tía para ver a su hija un rato.
El caso es que un día el viudo tuvo que ir a la feria de un lugar cercano y preguntó a las hijastras qué querían que les trajese y la mayor pidió un mantón bordado y la segunda un vestido de seda; pero cuando fue a la casa donde estaba su hija para preguntarle lo mismo, la hija le contestó que sólo quería un saquito de simiente de cantueso.

-¿Sólo eso? -dijo el padre-. Mira que a la feria acuden comerciantes de todas partes y hay toda clase de cosas donde elegir.
Pero ella insistió:
-No quiero nada más que lo que te he pedido -porque su tía le había dicho que así lo hiciera.
Conque el padre se fue a la feria y a cada una le trajo lo que le había pedido.
            La hija sembró en seguida la simiente en un tiesto que cuidó con esmero y, al poco tiempo, tuvo una magnífica planta de cantueso a punto de florecer.            Y al momento acudía un pájaro que se revolcaba en la tierra de la maceta y se convertía en un muchacho muy guapo, entraba en la habitación, se sentaba junto a ella y pasaban la noche hablando hasta el amanecer; y al amanecer, él volvía a convertirse en pájaro y salía volando; pero al irse, siempre dejaba caer una bolsa con dinero. Esto sucedía noche tras noche, de manera que al poco tiempo las dos mujeres habían reunido ya mucho dinero y la tía compraba a la muchacha todas las cosas hermosas que ésta deseaba, con lo que pronto gastó fama de lujo en el lugar.
Y todas las noches, a las doce en punto, ponía la maceta en su ventana y cantaba:
-Hijo del rey, ven ya que la flor del cantueso florida está.
Naturalmente, poco tardó en llegar la fama a oídos de la madrastra que, envidiosa, se devanaba los sesos tratando de adivinar cómo era posible que dispusieran de tanto dinero para gastar.
Y le dijo a su hija mayor:
-Algo extraño debe de haber en casa de tu hermanastra, porque ella gasta mucho y su tía no tiene bienes para responder de tanto gasto; así que has de ir a visitarla y procura quedarte la noche en su casa para ver qué averiguas.
Así que la hija mayor hizo lo que le dijo su madre y se presentó en casa de su hermanastra; pero de día no vio nada y de noche se quedó dormida, con lo que tampoco se enteró de nada.
Entonces la madrastra mandó a la segunda de sus hijas con el mismo encargo y aquella misma tarde se fue a casa de su hermanastra y le dijo que, como la noche anterior se había quedado su hermana, pues esta noche venía ella a hacerle compañía porque, si no, no se veían nunca. Y la muchacha, que era de excelente carácter, acogió a su hermanastra como a la anterior y le dijo que se quedase con ella.
Conque estuvieron el día juntas y, cuando llegó la noche, se acostaron; esta vez la hija menor, prevenida por su madre, fingió dormirse pero tuvo buen cuidado de no hacerlo. Y la otra, creyéndola dormida, cuando dieron las doce sacó su planta de cantueso a la ventana y cantó:
-Hijo del rey, ven ya que la flor del cantueso florida está.
Dicho lo cual, llegó el pájaro y, convertido en hombre, se sentó a su lado y estuvieron hablando toda la noche; y al amanecer se fue, dejando la bolsa con el dinero. Todo esto lo vio la hija menor y a la mañana siguiente volvió a su casa y se lo contó a su madre.
-¡Ajá! -dijo la madre-. Ya decía yo que de alguna parte había de salir ese gasto, que no de su tía. Pero pierda cuidado que ya se le va a acabar eso.
Y le encargó a la hija que fuera a ver a su hermanastra a la noche siguiente. Y le entregó unas cuchillas para que las enterrara en la tierra de la maceta del cantueso con el filo hacia arriba; total, que la hija se fue a ver a su hermanastra y le dijo:
-Esta mañana he echado de menos un pendiente y vengo a ver si lo he perdido por aquí.
La hermanastra le dijo que ni ella ni su tía lo habían visto, pero que entrase en la casa y mirase por donde quisiera por si lo podía encontrar. Y ella, aprovechando un descuido, metió las cuchillas en la maceta y después, sacando el pendiente que traía guardado en su bolsillo, dijo:
-Aquí está, que ya lo encontré -y se marchó a su casa y le contó a su madre que todo lo había hecho tal y como ella le dijo que hiciera.
Llegó la noche y así que dieron las doce sacó la muchacha su maceta a la ventana y cantó:
-Hijo del rey, ven ya que la flor del cantueso florida está.
Apareció el pájaro y empezó a revolcarse como de costumbre en la tierra de la maceta; mas, apenas empezó a hacerlo, se llenó de heridas y ella oyó su voz que decía:
-¡Ay, infame, que me has herido! -y echó a volar.
La muchacha, aturdida, comenzó a llorar con tal desconsuelo que la planta se secó y perdió todas sus hojas y entonces vio las cuchillas que había puesto su hermanastra y, como estaban llenas de sangre, comprendió por qué el pájaro huyó diciendo aquello.
Al oír el llanto acudió su tía y, al saber por la muchacha lo que había sucedido, le dijo:
-No llores más. Vístete de médico, toma este frasco y ve a tal sitio, donde hay un palacio. Allí has de pedir que te dejen ver al príncipe, que está enfermo, y, apenas estés junto él, le untas las heridas con una pluma mojada en el bálsamo que llevas en el frasco. Y cuando haya sanado, te retiras sin descubrirte y sin aceptar ningún pago.
Así lo hizo la muchacha. Se vistió de médico con unas ropas que le dio su tía y echó camino adelante y hubo de caminar durante días hasta dar con el palacio y pidió ver al rey para decirle que, habiendo sabido que el príncipe estaba muy enfermo, quería ver si podía curarlo con un bálsamo que traía consigo.
Conque la llevaron a presencia del príncipe, al que reconoció en seguida, que tenía el cuerpo todo lleno de cortaduras; y le lavó las heridas y luego se las untó con una pluma mojada en el bálsamo. Así lo hizo el primer día y el segundo y al tercero el príncipe mejoró tanto que ya se puso en pie y dijo que se encontraba sano. Entonces el médico dijo que ya debía irse, puesto que el príncipe estaba curado, pero los reyes trataron de retenerlo y, al ver que no era posible, le ofrecieron muchos regalos, que también el médico rehusó. Y sólo le dijo al príncipe, antes de marcharse:
-¡Acuérdate de quién te curó!
Así que la muchacha se fue a su casa y se quitó las ropas de médico que le había dado su tía y cuando se fue a ver la maceta descubrió que el cantueso había vuelto a florecer y estaba muy hermoso. Y esa misma noche, al dar las doce, llevó la maceta a la ventana y cantó:
-Hijo del rey, ven ya que la flor del cantueso florida está.
Y apareció el príncipe con una espada en la mano. Entró en la habitación y le dijo a la muchacha:
-¡Infame! Prepárate a morir.
Entonces la, muchacha le dijo:
-¡Acuérdate de quién te curó!
Al oír esto, el príncipe reconoció quién era su médico, tiró la espada a un lado y abrazó a la muchacha.
Luego el príncipe quiso saber quién había puesto en la tierra las cuchillas que le habían herido y la muchacha le contó lo que había sucedido. Entonces el príncipe le dijo que, al curarle, le había librado del encantamiento que le convertía en pájaro y le propuso casarse con ella y se la llevó a su palacio, donde fueron felices. Y en cuanto a la madrastra y sus hijas, no sólo se morían de envidia sino que aún se odiaron más entre ellas, con lo que su casa acabó siendo un infierno.

FIN


Anónimo español

martes, 7 de diciembre de 2010

La flor de la costilla de Adán

La flor de la costilla de Adán

La costilla de Adán es una planta siempre verde que adorna los interiores de las casas, sus hojas son enormes, con una coloración verde oscura y brillante. Normalmente se tiene en macetas. Procede de la America tropical y de la India. En algunos manuales de plantas dice que es una planta que florece en verano.
Bien, después de esta breve introducción, decir que he tenido varias macetas de esta especie, que las he reproducido cuando han sido de considerables dimensiones y que jamás le he visto una flor.
                                                                               
Una de estas plantas la sembré en la primavera de 2008 en la tierra, a unos tres metros de una pared que mira al norte, el terreno es de una pizarra fácilmente deleznable que lo enriquecí con abono de ovejas. El lugar, a mi poco entender, no era el mas idóneo para esta planta, pues en verano le da el sol durante casi todas las horas diurnas y en invierno está siempre en sombra. En verano, además de regarla abundantemente cada dos días, tiene el goteo a primera hora de la noche durante un tiempo de una hora.
Bueno, pues esta planta apenas había crecido, las hojas aunque verdes no tienen el brillo de las plantas cultivadas en el interior de las viviendas y al final de este verano le noté como le salían en el tallo principal una especie de abultamientos que tal como se iban desarrollando parecían que eran brotes de posibles ramas nuevas, pero a mediados del mes de noviembre he visto como estos “brotes” son flores, flores de costilla de Adán.
                Ante mi sorpresa recurrí al Google, donde encontré esto en:

gastromimix.blogspot.com


que resumido dice
“…Pero hubo un fruto que nos descolocó por completo. El frutero lo llamó banana-ananás. Es un fruto alargado, de forma cónica, de color verde y curtido con unas escamas hexagonales que forman su piel. La pulpa interior es dulce y sabrosa, un cruce entre plátano, piña y chirimoya. Alucinado, compré una pieza y llegado a Barcelona me dispuse a indagar sobre el curioso fruto.
Cual fue mi sorpresa al descubrir que la planta que da el fruto que tenía en mis manos era, ni más ni menos que mi planta favorita, la más cuidada y mimada y la que decora exuberante la entrada a mi restaurante: la Costilla de Adán.
La Costilla de Adán es originaria de América Central pero se ha extendido por todo el mundo gracias al atractivo de sus hojas y a su increíble durabilidad. Su fruto se descubrió en México y se conocía originariamente como el árbol del pan mexicano. Se conoció también como la planta de las escamas y fue clasificada como Philodendron pertusum, posteriormente como Monstera acuminata y actualmente como Monstera deliciosa.
En 1874, la fruta de esta planta se mostró a la Sociedad Horticultural de Massachussets. La fruta es tan deliciosa como sugiere su nombre, pero las espículas que contiene cuando no está madura la hacen desagradable, por lo cual nunca ha conseguido una gran popularidad.
Cuando la fruta está madura parece que se hinche por el interior y las escamas rugosas y hexagonales de la piel se desenganchan, se pueden soltar como si fueran botones diminutos. Es entonces cuando se puede consumir la pulpa. Se debe probar con cuidado ya que las diminutas espículas de oxalato de calcio irritan la garganta a algunas personas.
No hay problema por las espículas si se consume el fruto maduro. Este fruto sólo se consume como postre y es muy popular en los mercados nativos.”
 Estas fotografías fueron tomadas la mañana del 13 de noviembre de 2010


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Es planta de poco valor, y por eso abunda. Le acontece lo que al pobre, que en todo mal terreno vive y arraiga; aun entre riscos, aun en pizarra lisa y esteril.
Despreciada fue de todo animal del cielo y de la tierra los pájaros huyen de las jaras por su resina pegajosa; el hombre solamente la busca por el fuego. Sin embargo, la jara tiene su flor; una rosa blanca y sencilla, de cinco pétalos lacios.

   
Con mansedumbre campesina se quejó al Señor. Todas las flores tienen atributos de la Divina Pasión, y por ellos son bendecidas: unas, el cáliz; otras, la esponja, la lanza, los clavos y los martillos, o la santa corona de espinas. Yo soy la desamparada, y en mi  desamparo me desprecian.
-          No te despreciarán, flor de los humildes, regalo de los corderillos y de la cabra montés. Ve lo que guardaba para ti.
Y Nuestro Señor Jesucristo imprimió en los cinco pétalos albos los cinco estigmas de su cuerpo mortal, rojos como la sangre fresca y pura que mana entre nieve.
Esta es la historia de la flor de las cinco llagas, la rosa sencilla de los jarales.

                                                                                                  José Nogales


NOTA: Este texto ha sido copiado de Ángel Manuel Rodríguez Castillo, autor de ANTOLOGÍA DE ESCRITOS PERIODÍSTICOS de José Nogales.

jueves, 28 de octubre de 2010

El pino piñonero

Valverde del Camino tiene una rica flora, pero de toda ella llama la atención sus pinos, pinos que preferentemente son piñoneros.

Los rios de Valverde del Camino

El término municipal de Valverde del Camino está limitado por los rios Tinto y Odiel.

jueves, 21 de octubre de 2010

AULAGA





Hermosa aulaga

perfumas con tus flores

los tristes cerros

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Pequeños soles

abrazando tus púas,

despierta Abril.
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Adrián Pérez.